sábado, 15 de diciembre de 2012

Un viaje de negocios y una bici de alquiler


Como quiera que mis esporádicos trabajos me lleva de un lugar a otro, esta semana pasé dos días en Valencia, la capital del Turia, la ciudad de la luz y sobre todo la capital de las dos ruedas.


Dado que mi labor en este lugar se debía a un trabajo de campo dentro de la propia urbe, decidí aparcar mi vehículo y alquilar una bicicleta para moverme por la ciudad. La primera sorpresa la encontré antes incluso de partir de mi casa. Conectado para buscar en internet un servicio de alquiler pude comprobar que existían infinidad de establecimientos con este fin en los que se mostraban diferentes propuestas en cuanto al tipo de clico a elegir (bicis de montaña, urbanas, carretera, monociclos, cuadridiclos grupales, etc.), así como diferentes ofertas económicas.

Sin ningún tipo de preferencia decidí decantarme por Bebike ya que sorprendentemente tienen sus bases de recogida y entrega de bicis en gasolineras abiertas 24H. Esto es un handicap interesante ya que permite en cualquier momento del día hacer la devolución o el cambio en caso de avería.


Bicicletas aparcadas en la estación de servicio para su alquiler.


El hotel en el que me encontraba (NH Las Artes) distaba poco de la Avd Islas Baleares donde estaba el punto de alquiler más cercano y en un breve paseo me planté junto a mi “nueva bici”.
El proceso de alquiler fue rápido. Entrega de 50€ en concepto de fianza, toma de datos y entrega de bici junto con un candado U sin coste adicional. Sin salir del recinto pedalee un poco con el fin de verificar el estado óptimo de la bici, coloqué mis propias alforjas en el transportín trasero y... a conocer Valencia.

Panorámica de la Ciudad de las Artes y las Ciencias.

La primera impresión sobre la KTM LifeJoy fue “estre trasto se va a partir en dos” ya que mi peso de casi 100kg y mi costumbre desde hace 20 años a ciclar en bicis de montaña con sistemas de amortiguación me posicionaban de manera extraña sobre la bici. Poco a poco y sin demasiados problemas me acomodé a ir erguido, pedalear con un ritmo sosegado y a confiar en esos neumáticos apenas mas gruesos que una salchica de Franckfurt. Me puse rumbo a la ribera del Turia y en el parque que marcha sobre su antiguo cauce descubrí cantidad de vías ciclistas y ciclista de un lugar a otro sobre ellas. Incluso, el recinto cuenta con un servicio propio de alquiler muy usado por turistas que recorren la Ciudad de las Artes y las Ciencias..



Pensé que, al igual que ocurre en muchos grandes parques urbanos, la gente hace uso casi exclusivo de la bici en ellos y decidí salir de este entorno. De pronto comprobé que una cantidad importante de personas ciclando se movían por la ciudad de un lugar para otro. Así mismo vi que en muchos lugares las vías ciclistas estaban incorporadas a las aceras de manera racional y los usuarios de las mismas no invadian los espacios ajenos, además, en el caso de estar las ciclovías a nivel del asfalto, estos carriles se encuentran segregados de los vehículos a motor.


Descubrí que la gran cantidad de motos que años anteriores se hacían con la ciudad, se habían convertido en bicicletas. La ciudad ahora era un lugar más tranquilo, carente de ruidos y agradable para los viandantes.

Por la noche decidí salir con la bici a conocer la zona central de la ciudad y su casco antiguo.
Más ciclistas!!!




La falta de luz no condiciona la necesidad del coche y pese a ser invierno, los abrigados ciudadanos siguen subidos a sus bicicletas para salir a cenar, comprar o ir de un lugar a otro.
Aparqué mi bici a la puerta de un restaurante y tranquilamente cené. La bici seguía ahí cuando salí.

Aproveché la nocturnidad para hacer unas fotos y buscar un par de tesoros de Geocaching y cuando el cuerpo me dijo “es hora de dormir” me fui dando un agradable paseo hasta el hotel. Ahora venía mi duda. Pese a estar la ciudad llena de horquillas en las cuales amarrar la bici... debía dejarla esta en la calle toda la noche? Pregunté en el hotel sobre la conveniencia o no de “abandonarla” fuera y cual fué mi sorpresa al comprobar que el establecimiento contaba con aparcamiento propio de bicis custodiado en el interior del garaje para clientes. No me lo podía creer!!!

A la mañana siguiente volví al trabajo con mi bici alquilada. Decidí entonces aprovechar la jornada para observar a los ciclistas urbanos de Valencia. Porque tantas bicis?

La primera idea era clara. Valencia cuenta con un servicio público de alquiler (Valenbisi) que es usado por infinidad de personas para ir a trabajar o a estudiar. Este tiene repartidos por toda la urbe una gran cantidad de estaciones de alquiler lo cual hace que sea muy cómo buscar aparcamiento y desentenderse del vehículo.


Usuarios de Valenbisi retirando bicicletas y horquillas para bicis privadas.

Una segunda idea apareció al comprobar que, efectivamente, la ciudad cuenta con unas especificaciones óptimas para ser ciclada. Sin apenas cuestas, los carriles bici abundan y la señalización a tal fin también, lo que induce a sentirse seguro sobre las dos ruedas y a desestimar el uso del coche.

Existe una tercera idea que, a nivel personal, tengo clara. Los valencianos son grandes amantes de las dos ruedas, casi tanto como de la pólvora. La crisis económica, el precio del combustible, los costos de mantenimiento de las motos y las tasas que se paga por su uso, pienso que han sido razones como para desplazar infinidad de motocicletas en favor de las bicis que, tanto propias como alquiladas, apenas suponen un coste adicional en cualquier economía doméstica.

La impresión que saco de Valencia es muy positiva. Creo que es una ciudad amiga del ciclista, que lo respeta y fomenta el uso de la bici. Una ciudad que ahora veo con otros ojos, menos ruidosa y si cabe más luminosa y abierta a ser conocida.




Creo que aparcar el coche y hacer uso de un servicio de alquiler de bicis ha sido una idea correcta e imprescindible a la hora de realizar mi trabajo por toda la ciudad. Mi elección me ha enseñado una ciudad diferente a como la conocía así como las cualidades de versatilidad y capacidad de movimiento que la bicicleta ofrece en un viaje de negocios.

domingo, 8 de abril de 2012

Patadas a un balón enterrado en la memoria.


Escribiendo mientras otros duermen.

Mi hermano cumple años, se acerca a los cincuenta.

Nuestros cuerpos se hacen mayores mientras mentes de jóvenes casi imberbes luchan por mantener vivo el Peter Pan que todos llevamos dentro.

Sólo has de volver a tu barrio, al que te vio nacer y comprobarás lo mucho que ha cambiado desde que te fuiste y lo mucho que ha envejecido aquello de dejaste y aun sigue ahí.

Viejas tiendas de escaparates casi petrificados en el tiempo, el hombre que te atendía o su hijo vendiendo ahora las barras de pan un domingo. Nunca le hubiéramos ido el "día del señor" a por pan por que nunca aquel lugar hubiera estado abierto.

...y paseo con mi hija mayor por el jardín donde tantos partidos he jugado, tantas carreras he hecho con amigos que nunca serán borrados de mi corazón, y aquellos olmos ya están talados o apunto de desquebrajarse por que a ellos los años no les dan tregua alguna. Parece que me puedo escuchar llorar por aquella inmensa herida que rasgo mi pierna cuando mi bicicleta naranja se estrello contra el suelo.

...y a mi vuelven grandes batallas, grandes carreras en las que notaba el corazón salir de mi pecho por haber robado unos frutos. Y vuelven a mi esas historias que jamás conté en casa por miedo, esas faenas que pensé que mal terminarían conmigo. Y vuelven a mi esos momentos de camaradería, abrazos y juramentos que jamás se rompieron y que forjaron mi amistad hasta la eternidad, amistad aun viva.

De la mano de mi hija paso por el banco en el que reposó el cuerpo de una dama contra el mío mientras pensaba... "estos jamás lo van a creer" ...y me callo y sonrío en silencio. Mágica sombra que nos cubría mientras mis manos concentraban todos mis sentidos en cada centímetro de su piel desnuda. Pero... tanto ha pasado que no recuerdo ni su nombre? ...pero tan poco hace de aquello que puedo aun oler el perfume de su ser?

Mi hermano cumple años y los recuerdos también.

Y escribo por la noche mientras todos duermen.

lunes, 2 de abril de 2012

Bikila descalzo demostró que la vida es cuestión de resistencia.

Me he quedado en paro.
Bueno, no es así exactamente.
Si analizamos que hasta finales de enero de este año 2012 trabajaba en una compañía aérea de "reputada" confianza y que tras el cese de sus operaciones de manera "imprevista" me dieron una carta en la que decía "ha sido un placer haber contado contigo en nuestro equipo"... si analizamos esto, digamos que no me he quedado en el paro, me han empujado a él de manera indecente.

Entonces muchos de los que me rodeaban hasta ese momento se sumergieron en un mar de lágrimas, llorando a moco tendido por que lo habían PERDIDO TODO.

Caramba (pensé y no expresé) ojala nunca tengan que vivir la perdida de un ser querido.

Perdido todo... Perdido todo... Unas semanas antes de la fatídica fecha del adiós, vi en casa la película Up in the air con George Clooney en la que interpretaba a un hombre frío y egoísta que su labor era la de echar a la gente de sus trabajos y su pasión acumular millas en American AirLines con el fin de obtener una tarjeta que el acreditaba como uno de los mejores clientes de al compañía. Visto de lejos, un ser aparentemente repulsivo. Pero lo que más me llamó la atención era que para mitigar la angustia de quienes tenía delante en el momento de darles la carta de despido, era que les entregaba una carpeta con un montón de opciones sobre su futuro.

Ya entonces y aun acomodado en mi indefinido puesto en la compañía, pensé "yo quiero tener una carpeta de esas".

Recuerdo que uno de los despedidos se enfrento a Clooney poniendo ante la mesa su trayectoria profesional, su actual vida y su futuro. Creo que entonces el protagonista observó en su curriculum las hablidades manuales que durante años había demostrado fuera de aquella oficina y le expuso que su futuro estaba asegurado en su pasado.

Al poco tiempo, una fría carta enviada por email me dijo exactamente eso.
Bueno, eso no, pero me devolvió a la memoria aquella escena y entonces creí verme en la piel de aquel hombre ya entrado en años. ¿Y por que no? pensé. ¿Por que no ver la maravillosa oportunidad que me pone delante la vida?

A veces pensamos que el muro que tenemos delante es infranqueable, o que para conseguir pasarlo nos hará falta demasiado esfuerzo hasta llegar a la cumbre y luego descenderlo. Pero en la mayoría de las ocasiones no somos capaces de mirar al suelo que tenemos a nuestros pies y fijarnos que, como en el cuento de Alicia en el país de las maravillas, existe una minúscula puerta que nos guía al otro lado. 

Alguno pensaréis que estoy loco. De acuerdo, acepto ese tipo de apreciaciones, lo que esta claro es que ante mí se presentaba un folio en blanco en el cual escribir la carta que quisiera. Y he decidido pensar como empezarla.

Tengo la grandísima suerte de vivir alejado de mi anterior trabajo, alejado de mis compañeros, alejado del ruido de la ciudad e incluso de los lamentos de quienes como yo también perdieron su trabajo. Eso me ha servido para conectar. ¿No sería desconectar? No, para conectar.

Visualizar un objetivo claro es una tarea de encajar bolillos que parecen no tener nada que ver entre sí.

Partiendo de la base "quien soy y que se hacer" he comenzado a montar el andamio de mi futuro. Está claro que los tiempos que corren no son los mas propicios para el sabatismo y el derroche de tiempo y dinero; pero la prisa o el hermetismo nunca fueron la mejor de las compañías por lo que era momento d ponerse manos a la obra con serenidad y paso firme.

Quien soy y que se hacer... Quien soy puede estar claro. Mi nombre, mi vida, mi hogar... pero el QUIEN tal como me conocen es muy diferente del QUIEN que realmente soy. Es el momento de mirar a mi alrededor y ver a los que me rodean. Identificar a aquellos que han pasado por mi vida y que realmente nos fuimos de utilidad mutua, identificar a los que por muy desapercibidos que pudieran estar, ofrecen grandes posibilidades aun de enseñanza o comunicación. Identificar a quienes van a saber apreciarme.

QUE se hacer lo tengo muy claro. Habiendo tenido los mas dispares trabajos tanto físicos como intelectuales, el abanico de prestaciones es amplio. Pero he de concentrarme en ese QUE se hacer realmente. Para hallarlo he de buscar aquello en lo que realmente puedo ser el mejor y concentrar mi fuerza en ello.

Con el QUIEN y el QUE entrelazados mi andamio comienza a tener firmeza y en breve comenzaré a levantar los cimientos de mi futuro.

Ahora debo comenzar a conectar los cables. Uno tras otro hasta que la luz se encienda. Pero no desesperar si tras muchos intentos no veo el filamento ardiendo. Puede que los cables no tengan corriente, puede que la bombilla esté fundida o puede que algo no esté bien enlazado.

Bikila descalzo demostro que la vida es cuestión de resistencia.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Por que del blanco y el negro


Alguien, un día, me pregunto el por que de mis fotos en blanco y negro.

Pensé que en ese momento tendría que darle una gran explicación filosófica basada en tantos y tantos comentarios que hacen los "culturetas" sobre el gran arte de la imagen en blanco y negro. Pero como pensé y me dio tiempo a no aventurarme, no contesté.

Al llegar a casa, la idea me seguía rondando la cabeza.

Mis orígenes con la foto se remontan a una vieja Kodak Instamatic 133X con aquellos carretes de cartucho y sus flases giratorios de un solo uso que me regalaron para mi comunión. Recuerdo que mis primeras fotos son de cuando rondaba los 13 años y salía al monte con mi grupo scout por la Sierra de Guadarrama.

Entonces, un carrete de color era algo inimaginable para mi siempre vacío bolsillo y tenía que conformarme con aquellas fotos de grano gordo en paquetes de 12.

Con el tiempo fui aprendiendo a seleccionar mis fotos, el precio de los revelado influía excesivamente y no estaba la vida como para ir haciendo pruebas.

Aquella Instamatic fue sin duda una gran cámara.

Con el paso de los años y la cámara de mi madre, comencé ha hacer mis primeros pinitos en 35mm. Entonces comencé mis estudios en Artes Gráficas y Publicidad.

En mi escuela contábamos con unas insoladoras de clichés y un día compraron una Repromaster de AGFA. Señor, que máquina. Aquel enorme trasto nos permitía hacer enormes fotos en pliegos a medida, cortando películas en formato A3.

Mientras mis compañeros de estudios se dedicaban a hacer positivos y negativos de textos para fotocomposición, yo jugaba con los espacios de la cámara y la proyección de las luces sobre objetos tridimensionales. Entre algún que otro capón del maestro, algo salió de aquello.

La composición gráfica me ayudó a entender mejor el concepto de la fotografía como medio de dar a conocer sentimientos, estados, necesidades o incluso a crear todo esto en personas que jamás se hubieran demandado lo que les exponía. Eso era la publicidad y yo trabajaba en ella.

De mis deslices entre faldas el destino quiso llevarme a conocer los secretos de una gran dama que además era una gran fotógrafo. El instinto me llevó entonces a dejar el foco fijo de aquellas compactas y lanzarme a la aventura del objetivo.

Mi primera Nikon.

Con su Haselblad, su FM2 y la ampliadora, conseguí definir mi fotografía y comenzar a perfeccionar mi técnica del revelado. Me hice con un cargamento de Hilford Hp5 con un grano impresionante de ISO400. Me compré unas cuantas cajas de papel positivo y... comencé a dejar que la luz fluyera.

De aquella época recuerdo mis mejores fotos. Fue entonces cuando me dí cuenta de que la imagen, mi imagen debería ser en BN.

Saber jugar con los contrastes, las sombras endiabladas que cambian el sentido de la imagen y saber definir los espacios en dos tonalidades fueron las grandes lecciones que aprendí de aquella mujer.

Paso el encanto de aquel idilio y cada uno siguió los pasos de su camino. Yo con mi F50.

Cuando me decidí por dar el salto a la aventura digital, ya sabía tanto del tratamiento de la imagen digital que me costó decantarme por una máquina. Mientras veía como mis amigos de dejaban millonadas en máquinas que en meses se quedaban obsoletas por culpa de la guerra de los" megapíxeles", yo buscaba algo que me dejase trabajar de forma tan autónoma como lo hacía con mi cámara manual.

Una Navidad, y ante mi indecisión, mi hermana me regaló ooootra Nikon.

Dicen que el ser humano es un animal de costumbres y creo que es verdad. Que Nikon es la mejor marca no lo se, pero que es mi marca... lo es.

Una pequeña y compacta S6. De esas que no son mas grandes que un paquete de tabaco.

Que haría yo con semejante ridiculez? Creo que no pasaron más de dos días para que aquella pregunta se cambiase por ¿Que haría yo sin semejante ridiculez? Era perfecta, pequeña para llevarla en el bolsillo, rápida con una calidad estupenda y... fotografiaba en BN en un 400 estupendo.

Ya con mi técnica definida di el gran paso. Después de muchos años decidí comprar una Reflex.

Elegí una máquina sencilla, que me permitiera jugar al 100% en manual. Una máquina en la que la tecnología no superarse a la técnica. Fue otra Nikon.

En uno de mis últimos reportajes sobre el Hospital del Santo Ángel http://www.flickr.com/photos/k6_34/sets/72157622587656149/show/
me volvieron a preguntar lo mismo "¿Por que en Blanco y Negro?"

No supe contestar, por que creo que no sabría expresar correctamente mi atracción.

Algo tienen las luces y las sombras.